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miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA DAMA DE LAS SERPIENTES (Capítulo Tercero)

   "Efectivamente, mis iniciados, es lo que estáis pensando: ese nuevo destino era nuestra generosa isla.
Cuando Potnia arrivó en nuestras costas ya era noche cerrada, y, agotada por los acontecimientos, sólo quería buscar un lugar donde acurrucarse y dormir. Por suerte, por allí cerca encontró una cueva abandonada en la que pronto se refugió. La gruta estaba formada por una parte habitable y una profunda galería que se perdía hacia adentro como boca de lobo. Potnia se acostó en la zona acogedora, pero antes de quedarse dormida se sintió invadida por una tremenda desolación. Se dio cuenta de que estaba completamente sola en el mundo, y esa certeza le cayó encima como una losa oscura.

Además, por si esto no fuera suficiente, a la mañana siguiente se despertó de golpe con un sonido agudo e irritante en la oreja. Cuando abrió los ojos espantada, se encontró a un ser de torso humano y patas de cabra, que la miraba partiéndose de risa, con una flauta en la mano:
-¡AAAAAJAJAJAJAJAJAJA! ¡nunca me canso de hacerlo, me encanta la cara que ponéis! Jajajajajajajaja, ay...sisisisi....- Decía limpiándose las lágrimas.
Potnia pasó del miedo al enfado en un par de segundos
- ¡¡¡Tú eres tonto o que te pasa, cabrón de mierda!!! - Le gritó.
- Eeeeh, eh, eh. Qué modos son esos de tratar al dios Pan- respondió él algo ofendido.
La chica cayó en la cuenta de su error al instante, y alarmada por su comportamiento, se encogió rápidamente en una reverencia de disculpa.
- Os ruego que me perdonéis, por favor, mi señor- dijo temblando como una hoja.
- Hombre, que tampoco es eso- respondió él de nuevo divertido- aunque sea un dios, me paso la   mayor parte del tiempo gastando bromas pesadas... No me llames "mi Señor", me gusta más "venerable Pan".
Potnia se relajó y se rió mirándolo a los ojos, y Pan también sonrió por unos momentos, hasta que de pronto se quedó muy serio y comentó.
- Tienes una mirada muy intensa, la que tienen sólo "aquellas que nacieron para ser brujas". ¿De donde vienes?
- Soy de la tribu de los gromios, y allí dediqué mi vida a aprender el oficio de hechicera, efectivamente, venerable Pan.- respondió la chica.
- Ya me parecía a mi- dijo él sonriendo de nuevo - pues bienvenida a nuestra isla, nos va a venir muy bien un poco de magia.
Ante estas palabras de acogida, Potnia sintió una enorme familiaridad con el grotesco personaje que tenía en frente, tal vez porque era agreste y medio animal, como ella.
El dios Pan fue su primero amigo en la isla, el que le enseño todos los lugares, poblados y costumbres... y quien la ayudó a descubrir su verdadera identidad... a su manera, claro..."

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