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martes, 11 de septiembre de 2012

LA DAMA DE LAS SERPIENTES ( Capítulo Sexto)

 "-¡No! ¡Tan sólo es una serpiente, y es mi hermana!- suplicó Potnia.
  -¡Pero que dices, es un monstruo mortífero! ¡Si no acabamos con ella va a destruír toda la vida que hay en la isla! - Respondió Minos, desesperado por no poder moverse.

Ese fue el descuido que el monstruo aprovechó, para escapar de la cueva y huír hacia los poblados, mientras escupía ondas de veneno que quemaban todo a su paso. Afuera aún rugía la tormenta.

  -¡Sé razonable y libérame de este conjuro! ¿Eres consciente de lo que estás haciendo?- gritaba el guerrero.
Potnia se debatía interiormente, sin saber qué decisión tomar. Hasta que una visión se apoderó de su mente: una serpiente de siete colores la rodeaba para susurrarle estas palabras "A veces tenemos que matar algo que amamos, para hacer lo que es correcto".
Y Potnia comprendió, teniendo ya claro lo que debía hacer. Liberó al guerrero de su hechizo paralizante y le dijo.
  - Tienes razón, Minos, hay que acabar con la bestia ¡rápido!.
  - ¡No me vengas ahora con prisas!- Respondió el guerrero enfadado.

Corrieron acelerados detrás de la gran serpiente, a la que tan sólo le faltaban unos metros para llegar a los poblados.
Minos buscó frenar su avance hiriéndola en la cola, para que se diese la vuelta. Ella no tardó en responder violentamente, totalmente exasperada por el dolor.
Abrió sus terribles fauces e íba a avalanzarse sobre el guerrero, expulsando saliva emponzoñada, cuando Potnia se interpuso, pues su veneno a ella no la hería.

La bruja miró fijamente a la bestia, hipnotizándola, y la serpiente se fue calmando poco a poco, cerró la boca y agachó la cabeza, igual que un perro que busca caricias. Este fue el momento que aprovechó Minos para asestarle el golpe mortal, bajó la espada en el cuello del animal con todas sus fuerzas, decapitándola con un sólo corte limpio.
 El cuerpo sin vida de la serpiente aún se agitó durante unos instantes, salpicando con su veneno varios lugares en los que no volvió a crecer la hierba.

Potnia observó la muerte de la bestia, presa de una gran tristeza, Minos tampoco se sentía orgulloso de su hazaña. Ya se había cumplido la profecía, y ya podían sentirse liberados de su peso. Así que se dirigieron hacia la cueva, para pasar allí dentro aquella noche oscura de tormenta."

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