Lo encontró ya en pie, alimentándose de los primeros rayos de sol de la mañana. Al verla despierta, sonrió y comentó.
- ¿Sabes?, antes de conocerte, ya había oído hablar mucho de tí. Mucha gente sabe de tu magia.
- Trabajo mucho para tratar de hacer las cosas lo mejor posible- respondió ella sin falsa modestia.
- Pero si te digo la verdad, en persona resultas más atractiva de lo que yo pensaba.- Le soltó él con naturalidad.
La bruja sonrió.
- Muchas gracias, tú también resultas muy interesante... para ser guerrero- bromeó la hechicera.
Él se rió, luego se la quedó mirando en silencio durante un instante.
- Pero te falta algo... tu nombre, está incompleto...- comentó finalmente Minos.
- ¡Cómo puede ser eso? me lo puso un poderoso hechicero- replicó ella.
- Aún así está incompleto, sí, no cabe duda, tu nombre es Potnia-Theron- dijo él como si acabara de tener una iluminación.
- ¿Por qué lo dices? ¿Acaso también eres brujo?- dijo ella con algo de burla.
- No, pero también sé mirar hacia dentro, como tú- contestó él sin vacilar.
En ese preciso momento, Potnia-Theron supo que era Minos, y no otro, el destinado a convertirse en su esposo.
- ¿Sabes otra cosa?- comentó él de nuevo - Ahora que el monstruo está muerto, ya no tengo ganas de seguir siendo un guerrero. Esta es una buena tierra, sí, voy a criar toros, y le enseñaré a la gente a hacer acrobacias sobre ellos.
Minos se volvió hacia ella para preguntarle con una luminosa sonrisa.
- ¿Quieres que te enseñe a tí?
- A lo mejor- respondió ella riendo.
- Pues vamos a empezar. Mantente recta.- le dijo él.
Se acercó a la chica y la levantó por la cintura, al mismo tiempo que el se inclinaba hacia atrás y se dejaba caer de espaldas en el suelo. Luego la apoyó sobre él.
- Ahora tienes que aprender a cabalgar al toro- dijo Minos con una sonrisa que no dejaba lugar a dudas.
- Mmmmmm, nunca en la vida he cabalgado toros, me vas a tener que echar una mano- contestó ella sin hacerse mucho de rogar.
Así que Minos le levantó la falda de volantes, y la subió sobre su cintura, y Potnia comenzó a moverse rítmicamente, cabalgando al toro, mientras éste emitía bramidos gozosos.
- ¡Mira lo que acabo de mear!, nunca había visto tal cosa.
Minos los observó un instante.
- Parece una semilla, tal vez la deberíamos plantar- respondió tranquilo.
- ¡Pero si acaban de salirme de ahí abajo!- replicó ella, alterada por lo absurdo de la situación.
- Y qué- comentó él- los huevos de pájaro también salen del mismo sitio, y bien que los comemos.
Ante tal alarde de lógica, Potnia tuvo que darle la razón."
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