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sábado, 6 de noviembre de 2010

La falacia del Caos

Ilustración: Adabel Allen
Cuanta más lucidez adquiero, cuanta más sinceridad pretendo, cuanto más aprendo a diferenciar una esencia de un perfume, más me convenzo de que el estado natural de las cosas es el equilibrio.
Naturalmente todo está en movimiento, y tiende a desajustarse, naturalmente hay crisis, pero no hay que pensar que  esas crisis sean el estado eterno de las circunstancias.

¿Y de dónde saco las pruebas para afirmar esa tendencia natural a la armonía? lo que a mí me llama la atención, es que la mayor parte de la gente no sea consciente de ellas, están en mi gata, están el los movimientos de los planetas, están en cualquier ecosistema, están en todos los seres humanos, si queremos.
Con esto no quiero decir que la armonía se encuentre sólo en la calma o el silencio, la armonía no es homogénea, hay tanto equilibrio en las cataratas del Niágara, como en cualquier poza de mi pueblo, la diferencia no es cualitativa, es cuantitativa. Del mismo modo tampoco pretendo que lo justo esté sólo en la creación, también hay justicia en ciertas formas de destrucción, y en el instinto ruidoso.

Y para decir esto no hace falta escudarse en ningún tipo de religión, es más, deberíamos acudir al sentido común del ateísmo; desde el politeísmo aristocrático de las civilizaciones antiguas, al monoteísmo patriarcal de las judeo-cristianas, la idea de Dios ha confundido mucho la verdadera visión de las cosas. ¿Por que ver a la creación de un modo unidireccional? La creación no es una pirámide, es una red, es la combinación de todas las fuerzas del universo que interaccionan entre sí, y todas las leyes químicas y físicas lo demuestran. Y el universo sabe que lo mejor para todos es que esas fuerzas se equilibren, que dancen.  Este no es un pensamiento amplio, nuestro propio cuerpo es un universo, y sigue las mismas leyes.

Entonces, ¿Por qué hay tanto desequilibrio en la sociedad humana?, ¿Por qué tanta gente desea más de lo que necesita? No lo sé, porque si el cuerpo humano es universo, su estado natural es armónico (aunque haya que trabajarse esa salud).
Pero creo que en el ser humano actual la "superación" de las creencias represivas se ha realizado de mala manera, no están realmente superadas, sólo dadas la vuelta. La represión produce exceso, y ambos extremos me parecen artificiales.
Creo que la ruptura del siglo XX tuvo sentido en su momento, pero porque sabían lo que estaban rompiendo, sabían contra lo que se rebelaban, era un momento de caos liberador previo a la calma.
Y creo que el actual caos no sabe lo que rompe, es algo que continúa por inercia, el péndulo que oscila contínuamente en esos dos extremos odiosos.
Confiemos que la fuerza que mueve  ese péndulo poco a poco vaya muriéndose, y con ella todo lo absurdo de nuestra civilización decadente.

5 comentarios:

  1. La decadencia de esta sociedad se basa, creo yo, en nuestra propia confusión. Confundimos el bienestar con el consumismo y necesitamos comprar y poseer un millar de artilugios y cachivaches que prometen hacernos la vida más feliz... olvidando, eso si lo que es la verdadera felicidad y sutituyéndola por un placebo consumible...

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  3. Estiven a piques de compralo na última feira do libro na que estiven... pero o final pensei que si, que o mellor era demasiado friki e podía non estar tan ben como parecía... jajaja

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  4. Por agora a min non me decepcionou. Por certo, noraboa polo teu blog, é unha mina de ouro para o meu facebook. Espero que non che importe que cho desplume un pouco...

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  5. Despluma o que queiras que internet é libre ;)

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